lunes, 18 de julio de 2011

Piloto Privado de Avión de la Federación de Rusia

Para no dejarlos con la historia a medias, voy a contarles ahora cómo logré convertirme en Piloto Privado de la Federación de Rusia. Esta etapa marcó el inicio de mi carrera como aviador y la considero un pilar fundamental de experiencias y conocimientos, que seguramente en otro lugar hubiese sido casi imposible de conseguir.

Todo empezó en las paredes de mi Universidad (Samara State Aerospace University – www.ssau.ru). Uno de los primeros días de clases en el corpus de la cátedra de Construcción y Diseño de Aparatos Voladores ví en el mural de publicaciones un cartel que invitaba a visitar el Aeródromo “Krasniy Yar” a 40 minutos del centro de la ciudad. El aeródromo fue construido por la compañía fabricadora de hidroaviones Aerovolga (www.aerovolga.com) y contaba con una pista de cemento de 400 metros de largo por 20 de ancho aproximadamente, y una pista de tierra de 600 metros de largo aprox. El instructor y jefe de aeródromo era Dimitry Emanov, militar retirado de la Fuerza Aérea de Rusia con experiencia de vuelo en aviones caza bombarderos y de transporte.

Llamé al teléfono indicado y acordé una cita con Dimitriy, quien muy amablemente vino a la residencia donde yo vivía. Estuvimos conversando cerca de una hora y le dibuje el mapa de mi situación: No podía costear la carrera de piloto privado de un solo tiro. Le colocamos fecha a lo que sería mi primer vuelo para descubrir si realmente la sensación de volar era lo que yo esperaba (antes de ese día nunca había volado en la cabina de un avión y mucho menos con los controles en mi mano). Recuerdo que fue un día de noviembre de 2007 cuando llegúe al aeródromo, en esa época cubierto de una capa de nieve de 30-50 cm de espesor. La temperatura exterior rondaba los -15 grados Celsius y a los 20 minutos de estar parado en plataforma mis pies empezaron a sufrir la agresividad del frío continental. Mientras esperaba el turno pude grabar fragmentos de video de los aviones que volaban en circuito en ese momento y me familiaricé con la cabina del avión que iba a volar. Claro, antes de eso había recibido el Manual del avión y estaba al tanto de todas las caracteríticas técnicas y procedimientos.

Mi primer vuelo sería en un Aeroprakt-33, fabricado en Samara, Rusia. Un biplaza ala baja de uso general y entrenamiento con motor Rotax y hélice de paso variable tripala. Yo iba sentado del lado derecho y mi instructor del lado izquierdo. Se trataba más de un paseo que de una clase de instrucción, pero tuve la oportunidad de sentir el avión y mover la palanca de mando para ver las reacciones del avión (virajes, ascenso, descenso).Los 15 minutos que duró el vuelo fueron decisivos y fulminantes. Me había quedado claro que volar era lo que más quería y anhelaba en mi vida y que no descansaría hasta alcanzar ese sueño y convertirme en Piloto Comercial de Avión. Al bajar no tuve náuseas ni sensación de vómito. En general mi cuerpo asimiló muy bien el vuelo y las maniobras que realizamos. No olvidaré que esa mañana caía nieve y el aterrizaje sobre skies en la nieve es una cosa espectacular. La panorámica a 300 metros sobre el terreno con todos los campos blancos y la pista difícilmente identificable quedará grabada en mi mente hasta el final de mis días.

Cuando llegué a mi cuarto lo primero que hice fue notificarle a mis padres la historia de mi primer vuelo. A los pocos minutos recibí una llamada de mi madre, pidiéndome detalle sobre mi experiencia. Recuerdo que no pude contener las lágrimas y lo primero que hice fue decirle: “Mami, esto es lo que quiero hacer, quiero ser piloto, ya lo comprobé”. Todo un mar de emociones inundaban mi alma en esos instantes, quería dejar todo (hasta la universidad) por dedicarme únicamente a volar. Gracias a Dios no tomé esa decisión, que ahora vería como incorrecta. Estoy orgulloso de haber culminado la carrera de Ingeniería Aeronáutica. Dios tenía un propósito y un plan con mi vida y las cosas se irían dando en el tiempo que Él había dispuesto. Conversé también con mi padre y le conté todo, lloré al teléfono mientras hablábamos, más de emoción y alegría que de otra cosa…creo que un padre sabe cuando un hijo habla con el corazón. Mi papá me ofreció su apoyo y aunque me dijo que no teníamos cómo costear la carrera ya, tomaríamos medidas y se harían esfuerzos para que al menos pudiera volar de vez en cuando y sumar las horas necesarias. Con su ayuda empecé a volar en los meses siguientes. Mis primeros vuelos no duraban más de 20 minutos, luego 30, 40… Si me iba bien, al mes volaba dos veces; cuando no se tenía, no volaba.

Gracias a la experiencia y conocimientos adquiridos en la universidad, Flight Simulator y VATSIM iba muy bien con las bases teóricas de vuelo, navegación, instrumentos, maniobras, etc. Teníamos un acuerdo con Dimitry: Me presentaría para rendir el exámen de Piloto Privado ante la autoridad competente cuando viera que volaba solo con seguridad y criterio. De esta forma disminuiríamos los costos del curso. Para la hora 7 de mi entrenamiento ya volaba solo dos tipos de aeronaves: Aeroprakt 33 y Aeroprakt 27M, este último muy parecido a la Cessna 150. Con 7 horas me presentaron en Kazan, República de Tataristán ante la escuela de vuelo y centro de instrucción Aviator para chequeo previo al examen de Piloto Privado. Volé dos horas de chequeo y dos horas adicionales en Cessna 150 y Aeroprakt 22L (ultraliviano) en las que practiqué maniobras y aprendí a recuperar el avión de spins (tirabuzones) y barrenas. Actualmente no enseñan estas maniobras en las escuelas, sólo dan la parte teórica; creo que es un error. De las materias del curso de tierra sólo me quedaban dos por estudiar: Meteorología y Legislación Aérea de Rusia. Las cursé y aprobé los exámenes de las demás asignaturas. Obtuve el certificado de la escuela y me presentarón ante la autoridad aeronáutica de la República de Tatarstán para rendir los exámenes con los inspectores.

El esquema era el siguiente: Por cada materia del curso había que visitar a un inspector y responder a sus preguntas, recibir una nota en la hoja de calificaciones y al final, luego de obtener todas las firmas, se convocaba una asamblea, donde el Presidente, jefe de la autoridad aeronáutica, leía un acta presentando a los alumnos y su respectivo historial de vuelo y de notas. Los presentes podían realizar preguntas adicionales al alumno, quien debía responder oralmente en el acto. Si todos los inspectores estaban de acuerdo, el Presidente sancionaba el documento por el cual se otorgaba la Licencia de Piloto Privado de Avión al alumno. Bien, a mí me toco pasar por eso. El resultado: ¡Obtuve la licencia!

No hay palabras para describir lo que se siente y creo que no se necesitan. Ustedes de por sí ya se imaginarán el gozo. Como dato curioso, yo era el primer extranjero de un país tan lejano en recibir la licencia de piloto privado, al menos en la República de Tataristán. Un canal local se había enterado y decidieron realizar una nota sobre mí. La nota está en ruso, por supuesto, pero les dejo el enlace por si la quieren ver.


No puedo dejar de mencionar a las personas que creyeron en mí y decidieron ayudarme durante el largo camino que me tomó 3 años recorrer para convertirme en Piloto Privado de Rusia: Mis padres, mi padrino Gustavo Bonfante, mi compadre y hermano Fadrique Rosales, mi amigo Aleksei Vladimirov, y todos aquellos a quien por no omitir prefiero no mencionar, pero que saben y les he hecho saber cuán agradecido estoy por sus palabras de ánimo cuando pensaba que mi meta parecía inalcanzable.

Pude terminar mi carrera universitaria y salir de Rusia con la licencia de Piloto Privado y una hermosa nota inscrita en ella que dice: “Comandante de aeronaves terrestres monomotores hasta 5700 kg”.


Por supuesto, la historia no termina ahí, volé más horas y llevé cursos adicionales en tierra de perfeccionamiento. La siguiente entrada será para contarles cómo me hice, por segunda vez piloto, en esta oportunidad en la República Argentina.

Saludos.